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MADRID 2018

TAIZÉ Madrid
28.12.2018 - 1.1.2019

Entre los días 28 de diciembre de 2018 y 1 de enero de 2019 se celebró en la ciudad de Madrid el Encuentro europeo de jóvenes organizado por la Comunidad de Taizé.

Durante el encuentro, el hermano Alois (prior de la Comunidad de Taizé) compartió con los jóvenes asistentes una serie de meditaciones que puedes consultar cuando desees.

A continuación reproducimos las palabras de agradecimiento que hermano Alois, prior de la comunidad nos hace llegar a todos los voluntarios y voluntarias que hemos hecho posible ese maravilloso encuentro:

Hermano Alois, prior de la Comunidad de Taizé

Queridos amigos y amigas,

Tan solo unos días después de nuestro encuentro europeo en Madrid, quiero expresaros nuestra profunda gratitud por la acogida que hemos recibido en vuestra ciudad. Este agradecimiento va dirigido a todas aquellas personas que han abierto sus puertas para albergar a jóvenes participantes: familias, parejas, personas solas –a veces mayores–, parroquias y comunidades religiosas.

Nuestras gratitud se dirige igualmente a los responsables de las Iglesias locales, el cardenal Osoro, los obispos, metropolitas, sacerdotes y pastores, así como a los responsables de las autoridades civiles y muy especialmente a la alcaldesa Manuela Carmena y a los concejales del Ayuntamiento de Madrid, así como a los consejeros y diputados de la Comunidad de Madrid.

Muchísimos jóvenes nos han comentado antes de irse de qué manera se habían sentido tocados por esta acogida tan calurosa. En particular por el hecho de que miles de personas hayan abierto sus puertas a jóvenes que no conocían de antes, en un momento histórico en el que a menudo tenemos miedo de los extranjeros y esto nos muestra de qué modo la hospitalidad es esencial y contribuye a profundizar en el entendimiento entre los pueblos. 

La plegaria común en la catedral de la Almudena y en las numerosas iglesias de la ciudad, así como en el pabellón de IFEMA –convertido en un lugar de oración– seguirá sirviendo de estímulo durante largo tiempo a todas aquellas personas que han participado en ella.

Dispersos ahora de nuevo por toda Europa, quisiéramos contribuir entre todos a hacer de la Iglesia una comunidad de amistad, permaneciendo abiertos a quienes nos rodean, ejerciendo la hospitalidad, defendiendo a los oprimidos y compartiendo con los otros.

De vuelta a nuestras vidas cotidianas, todos nosotros aspiramos a ser testigos de la paz y la solidaridad en nuestro entorno. Recordémoslo: cada una de nuestras vidas pueden convertirse en una pequeña luz de paz que brilla en la oscuridad, incluso si la llama parece a veces vacilante.

Permanecemos unidos en una profunda comunión fraterna.

Hermano Alois